
Una mañana del frío invierno granadino a fines de noviembre, mes en el que se habían alcanzado temperaturas nocturnas bajo cero, un voluntario de la Asociación Amigos de los Animales de Granada, circulaba por la Circunvalación de esta ciudad cuando en las Proximidades de la salida de Calicasas-Chaparral-Colomera pudo comprobar una vez más la “generosidad humana” para con los animales.
En el arcén se encontraba un pastor alemán, más concretamente una hembra de unos seis meses de edad, que sentada a modo de esfinge miraba a todos los que pasaban en sus cómodos vehículos con sistema de calefacción de serie. Al verla, paré mi turismo y me acerqué hacia ella para hacer ver que le pasaba, pues su estado era extremadamente famélico y parecía deshidratada. Al examinarla pude ver que una de sus patas estaba totalmente fuera de lugar, totalmente independiente de su cadera y la otra también parecía estar seriamente dañada. Sin duda había sido atropellada por un vehículo que tras lesionarla la había desatendido abandonándola a su triste suerte en la carretera.
Me impresionó el gesto de su cara al mirarme; una miraba con quietud, como si no sintiera. ¿Como es posible que no se queje o muestre dolor por tan graves heridas? Junto a ella había un mendrugo de pan que alguien le había arrojado desde algún vehículo en marcha. Que “generosidad”, que “bondad” para con los animales. Había que ayudarla inmediatamente, así que llamé a otra compañera, veterana de nuestro Refugio, que tras examinarla, decidimos trasladarla urgentemente a nuestro Veterinario. Cuando nos acercamos a la perrita no hizo ningún ademán de mordernos, sino que colaboró para que con nuestra extrema delicadeza para no causarle más dolor, pudímos alojarla en la parte trasera de mi turismo.
La operación, si bien no fue dificultosa si que fue angustiosa, pues mientras mi compañera le cogía por debajo de las patas delanteras, yo la cogía por debajo de la barriguita, junto a sus patas totalmente desencajadas de su cadera, totalmente fuera de sí, en una terrible posición. Se encontraba húmeda, debida a la sangre que si bien no era reciente, estaba totalmente humedecida por el orín que se había hecho encima recientemente.
El traslado al Veterinario fue rápido pero con mucha delicadeza, intentando que no se moviera demasiado. Allí nuevamente tuvimos que trasladarla hacia una de las salas en donde le dieron un cuenco de agua que se lo bebió con lentitud pero incesantemente ritmo. A partir de sentirse ya cuidada, empezó a tiritar, volviéndole los lógicas muestras de dolor por las lesiones que había sufrido y de los que no había mostrado con anterioridad ninguna reacción, como si se “hubiera olvidado de sus lesiones”. Le puso la Veterinaria una manta eléctrica para que no perdiese temperatura, mientras examinaba el blanco de sus globos oculares y el color de sus encías, que mostraban una fuerte deshidratación. Tras ver que carecía de microchip, examinaron concienzudamente sus lesiones con radiografías y exploraciones varias, se constató lo que suponíamos pero no queríamos oír: estaba paralítica de su tercio inferior, y nada podía hacerse para que pudiera llevar una vida normal, así que tuvimos que “dormir” a la perrita, tuvimos que cesar su dolor despegándola de la vida, una triste vida que alguien le había arrancado abandonándola herida y que otros le habían “permitido” alargar su sufrimiento. Fue doloroso el saber que otro perro cruzaba nuevamente el “Puente del Arco Iris” por culpa de la “inhumanidad humana”, y como muchos de ellos, de manera silenciosa y anónima, sin más nombre que el de “la perrita atropellada junto al mendrugo”.
Tan doloroso fue conocer el desenlace de esta perrita como uno de los detalles que me informaron los Veterinarios que la atendieron: “lleva al menos siete días con estas fracturas”. ¿Como?, -les pregunté-. “Si, que fue atropellada hace al menos siete días”. Mis ojos no pudieron llenarse de lágrimas, pues el dolor, la incomprensión, la rabia y la decepción impidieron que brotaran. ¿Como es posible que fuera atropellada hace una semana y el único cuidado de los cientos de personas que pasaron junto a ella, del más “considerado”, fue el darle un mendrugo de pan? Un triste mendrugo de pan para una cachorra de seis meses atropellada, desatendida e ignorada en la carretera durante más de siete días, durante más de 168 horas, durante más de 10.000 minutos de dolorosa quietud. Que “espléndida”, que “generosa”, que “dadivosa” es la especie humana que critica abiertamente los actos cometidos por los “farruquitos” motorizados, mientras lavan su conciencia arrojando a una perra paralítica un mendrugo de pan que yace en el arcén de una carretera.
¿Como pueden mirarse al espejo cada mañana esos seres desalmados que no mostraron ningún sentimiento que les motivara a atenderla?
¿Como pueden conmoverse esos seres crueles por una dulzona película lacrimógena con sintonía musical acorde, y luego no hacer nada por otro ser que sufre durante tantos días?
¿Como pueden abrazar y besar a sus hijos, padres o pareja esos seres despreciables que miraron para otro lado, diciendo “pobrecito perro”?
QUE HACER EN ESTOS CASOS
Si bien lo evidente no debe explicarse, y menos aún a la gente de tal bajeza moral que no hace nada por evitar el sufrimiento animal, si alguna vez tienes la mala suerte de atropellar a una animal que se cruza por la carretera o si localizas a un animal en el borde de una carretera o camino que permanece prácticamente inmóvil o se desplaza con dificultad, con claros síntomas de tener serias lesiones, haz lo siguiente:
- Acércate a él y examina si tiene algún daño óseo, si sangra, si puede moverse.
- Si compruebas o presumes que tiene daños, intenta trasladarlo al veterinario más cercano para que lo examinen, pues si no tienen cura sus heridas, al menos evitarán su dolor. Para ello, échale una manta o prenda de tela en su cabeza para que se tranquilice y te sea más fácil cogerlo e izarlo a tu coche.
- Si no puedes trasladarlo porque no se deja coger, llama a un Veterinario de urgencia para que acuda al lugar (en toda localidad siempre hay alguno cercano), para que lo examine allí y si no tiene cura, pueda eutanasiarlo.
- Si no dispones de medios económicos para sufragar estas atenciones médicas, puedes comunicarlo al Ayuntamiento de la localidad correspondiente y esperar junto al animal la llegada de éstos. Si no tienes el teléfono puedes llamar al 112 para que lo comuniquen, pues según el artículo 27 de la Ley 11/2003 de 24 de Noviembre de Protección de los Animales de Andalucía, “corresponde al Ayuntamiento la recogida y transporte de los animales abandonado y perdidos.”
- Si presencias su atropello y el culpable desatiende al animal atropellado, toma su matrícula y denúncialo por desatender sus obligaciones.
No te puedo prometer que no te llevarás un mal rato al involucrarte en el caso, pero lo que si te puedo decir es que tras tu dolor y tristeza, te invadirá una serena calma satisfactoria de haber hecho lo que debías, de haber interrumpido el dolor de un animal.
ASOCIACIÓN AMIGOS DE LOS ANIMALES DE GRANADA
www.amigosdelosanimales.org.es
info@amigosdelosanimales.org.es
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